Las preferentes como las naranjas.
La crisis como la tormenta.
La bolsa como el mayorista.
Las acciones o bonos que cotizan como los olivos.
Las personas como las personas.Las acciones o bonos que cotizan como los olivos.
Érase una vez un campesino rico y de muy buena reputación, que decidió que quería hacerse mucho más rico. Y cómo hacerlo? - pensó-. Pediría a personas que les dejará su dinero y así poder comprar naranjos. Con los frutos que darían esos árboles y que le costarían la suma de 0,80€/kilo (lo que había pedido), acordaría vender al mayorista las naranjas al precio de 1€/kilo. El mayorista aceptó. De esta forma, devolvería los 0,80€ a las personas, les pagaría 0,10€ en intereses y el ganaría los otros 0,10€/kilo para él. Y todos felices!
Llegado el momento- ¿qué sucedió? Imprevisto! Al campesino le cayó una tormenta terrible que dañó sus naranjas de forma considerable.
Pasaron los días y cuando fue a vendérselas al mayorista, este le dijo que en vez de pagarle 1€/kilo, le pagaría 0,50€/kilo, puesto que aquellas naranjas, debido a la tormenta, ya no tenían el valor anterior.
Así fue pasando el tiempo y el tiempo hasta que llamaron a su puerta las personas que le habían prestado el dinero para sus naranjas.
"-Toc! Toc!.
-Quién es?
-Somos los que te confiamos nuestros ahorros. Venimos a que nos los devuelvas.
-Sí sí."
Y que hizo el campesino? Como no podía pagar lo que le habían dejado, puesto que ya nadie quería aquellas naranjas, pensó en ofrecerles unos olivos como moneda de pago, donde podrían acabar de recuperar su inversión siempre y cuando el mayorista estuviera dispuesto a pagarles lo que ellos querían recuperar.
Y colorín colorado, esta estafa se ha acabado!
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